Cuando todo indicaba que la sombra de Guardiola sería alargada en el Camp Nou, cuando su equipo había entrado en el olimpo de los dioses del fútbol enamorando a propios y extraños, el Barça de Tito Vilanova ha realizado una primera vuelta majestuosa, sorprendente incluso para muchos, la mejor de la historia de la Liga con un total de 18 victorias, 1 empate y ninguna derrota.
El Barça no es sólo Messi. Es obvio que el argentino marca las diferencias en casi todos los partidos, ya sea en forma de gol o de asistencia. La influencia del mejor jugador de fútbol es mayúscula, también en el Barça. La idea de juego del club azulgrana, imitada a conciencia por sus categorias inferiores ha sido elaborada en el laboratorio de la Masía englobando diversos ingredientes que se han ido mezclando con el paso del tiempo. El resultado obtenido, una verdadera obra de arte representada sobre un terreno de juego.
Los primeros que llegaron fueron Puyol, Xavi, Valdés o Iniesta. Pasaron varios años sin saborear las mieles del éxito, sin imaginar lo que llegaría después. Luego llegaría Leo Messi. A continuación Piqué, Busquets, Pedro y Cesc. Jugadores que hablan el mismo lenguaje futbolístico y que no saben interpretar otro. Una generación de futbolistas que será casi irrepetible y que hace las delicias de sus aficionados.
El Barça ha conseguido esta temporada jugar con sus rivales, imponerles un miedo escénico que les hace sentirse más pequeños. Da la sensación que los partidos dependen del nivel de juego de los azulgrana y que no les importa la distancia que les separa del Real Madrid para cambiar su ganas de jugar. Una de las grandes aportaciones de Tito Vilanova ha sido el encaje de Cesc en el once inicial. El de Arenys no acabó de sentirse cómodo con Guardiola a pesar de que veía puerta con mucha facilidad. Con Tito su posición es totalmente voluble e inesperada, cambiante durante todo el partido, apareciendo en cualquier parte del terreno de juego. La vuelta de un Piqué en alza y un Puyol recuperado físicamente han mejorado el rendimiento defensivo tan cuestionado a principios de temporada.
Otros de los jugadores que están pasando por su mejor momento son Busquets e Iniesta. El de Badía, reclutado por Guardiola en una apuesta arriesgada ha demostrado con el paso de los años que su juego no tiene techo. Mediocentro corrector en ocasiones, cubriendo las salidas en ataque de Alves o Jordi Alba siendo el salvavidas de sus compañeros, es la prolongación del entrenador en el campo. Interpreta como nadie el transcurso de los partidos adaptándose a sus circunstancias de la mejor forma, en beneficio para el equipo. A su gran sentido táctico suma una calidad técnica excelente para un jugador de su altura. Como ha comentado Del Bosque en alguna ocasión, a todos nos gustaría jugar como Busquets.
Por su parte, Andrés Iniesta engloba la mejor esencia del fútbol. En cada partido nos ofrece una clase magistral de controles imposibles, asistencias milimétricas y ‘croquetas’ made in Laudrup. Sus recursos son inagotables y ha encontrado acomodo en una posición que parte desde la banda izquierda para asociarse con Jordi Alba, Cesc o Messi.
La inclusión de tanto jugador de calidad hace que David Villa no cuente con tantas oportunidades como debería para un jugador de su categoría. Aún así, sus goles serán muy necesarios para un club que lucha actualmente en tres competiciones y que quiere llegar a los meses de abril y mayo con posibilidades de hacerse con un triplete soñado.
La mejor noticia para el futuro del Barça es el trabajo que se lleva realizando desde hace tiempo. Sirva el siguiente ejemplo; Xavi (32 años) está en el primer escalón, pero su espacio lo irá ocupando primero Cesc (25 años) y más tarde Thiago (21 años). Todos ellos jugadores distintos pero que conservan una misma idea de juego. Y eso siempre suma.